jueves, 22 de agosto de 2013

Ternura: Clave de amor


TERNURA: CLAVE DE AMOR


El distintivo de un amor auténtico es la ternura. El ideal del amor es enternecerse ante la realidad, los aconteceres y las personas. No es algo premeditado. No hay que estudiarlo. Ni hacer un firme propósito.

Solo dejarnos arrastrar por el torrencial de la Vida, que nace, fluye y conduce hacia orillas lejanas a nuestros cálculos, lógicas y previsiones.

Es lanzarnos a la aventura de lo desconocido y de lo que está por venir. Explorar un universo diferente que transgrede las claves espacio- temporales y se adentra en lo Imposible de nuestras certezas.
Es una locura porque rompe toda lógica y sensatez de nuestra inteligencia. Arrasa con nuestros códigos puramente éticos. Trasciende el planeta de las relaciones correctas. Y nos introduce en una dimensión solo permitida a quienes asumen el riesgo de vivir contracorriente. A quienes aceptan vivir permanentemente en lo Eterno.

No se trata de una opción sentimental, blandengue, llorona, ni entusiasta de un rato. Es más Infinito y más Cercano. Vivir atentos a lo que nos rodea poniendo color, calor y candor. Es Sencillo, y también arriesgado.

Apasionarnos por la realidad, los acontecimientos y las personas. Poner todo el corazón, toda la mente y todo el ser en amar, sin más. No es un volunto de un rato. Es una opción de vida. Con todos los riesgos que conlleva.

Testimoniar que el corazón de cada ser humano está amasado con la harina de lo gratuito. Fermentado con la levadura de la sencillez. Cocido en el horno de la Gracia. Y habitado por las entrañas de la Ternura.

En nuestro corazón se han escrito los versos más profundos, más sinceros, más transparentes, más de llenos de Vida sin Fin. Nuestra existencia es un poema que merece ser recitado en los palcos del mundo de lo cotidiano, de lo escondido, de lo discreto. Las grandes revoluciones suceden en el corazón que grita desde el silencio. No busquemos palabras elocuentes. No preparemos discursos persuasivos. No intentemos que se nos junte una gran multitud. Esto no es una llamada indiscriminada. No es una cuestión de masas. Esto es sencillamente una llamada a ser lo que estamos llamados a ser porque para esto hemos venido.

Es un error creer que estamos llamados a grandes gestas, o que nuestra vida tendrá sentido si, como dicen por ahí, plantas un árbol, tienes un hijo/a o escribes un libro.

Nuestra vida está preñada de sentido porque su identidad más profunda, se llama Ternura. Y se manifiesta en lo imperceptible, pero que imprime una huella imperecedera.

La ternura es la clave del amor. Me arriesgaría a decir que no hay amor sin ternura. Es el despojamiento de todo lo mío para que sea tuyo. Ya no me poseo porque mi verdadera pertenencia es vivir a la intemperie.

La ternura tiene otra expresión. Su lenguaje es el de la mirada, la caricia, la cercanía, el abrazo, el beso, la complicidad, la intimidad, el silencio sonoro, la luz, la apertura, la novedad, la compañía, la fecundidad, el sabor, la inocencia, la dependencia, la risa, el esfuerzo por lo pequeño, las lágrimas, los milagros cotidianos, la palabra impronunciable, la voz de lo perdurable, el latido de lo obvio, la llamada a la vigilancia, la espera ocupada y una nueva comunicación de lo que está por descubrir.

La ternura en clave de amor. Despierta nuestros sentidos a lo desconocido que está por llegar. Tiene un sabor a estreno. Un olor a inocencia. Un sonido de arpas y citaras. Una imagen de lienzo en blanco. Un tacto suave y comunicativo. Y un sexto sentido que no se llama intuición, sino sorpresa.
La Ternura en clave de amor. Es una estación de partida que no tiene llegada más que en el infinito. Solo es necesario sacar el billete y avivar la ilusión de una aventura apasionante.

¿Te vienes?



                                                                   Mª Victoria Romero Hidalgo. AJM

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