Quien ha conocido la ternura se sabe poseedor/a de una segunda piel que le hace más vulnerable y, al mismo tiempo más humano o, tal vez, simplemente más capaz de penetrar el secreto de una humanidad susceptible de sentimiento y estremecimiento hasta límites insospechados.
La ternura es llamada de lo divino que nos asalta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario