jueves, 26 de septiembre de 2013

El sueño de una madre


EL SUEÑO DE UNA MADRE

Cuando somos niños/as creemos que mamá todo lo puede, que no se cansa, que no sufre…
Es nuestro ideal. Nuestra seguridad. Nuestra protectora. El referente principal y único en muchos momentos. Es la que nos ha hablado sin palabras de: amor, cercanía, miradas, caricias, sonrisa, dedicación y  sacrificio. Somos lo más importante y fundamental para su vida, especialmente en los primeros años de nuestra vida, cuando somos pequeños/as y dependientes.

 Esa imagen que guardamos de ella, con el tiempo no coincide con la que vemos al ser adulto. Entonces descubrimos que mamá también sufre, se cansa, está triste, no tiene fuerza, calla ocultando el dolor… Es más humana y más cercana a nosotros/as.


La vemos como una heroína, sobrevivir a grandes tragedias, llevarnos de la mano conteniéndonos y mostrándonos la vida siempre del lado más hermoso. De niños/as no entendemos sus lágrimas; de mayores nos preocupan.

Así como nosotros necesitamos tantas veces la protección de sus brazos fuertes, la comprensión de nuestros gestos o nuestros silencios, nuestro dolor, ella también nos necesita.

Por eso podemos detenernos y observarla, abrazarla y hacer que  sienta que estamos ahí, que nos importa y es valiosa. Así le devolveremos el más hermoso sentimiento que nos enseñó, el que lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que nos contiene, el que minimiza el dolor, el que nos hace luchar por nuestros sueños e ideales. Pero, sobre todo, nos enseña a dar sin pedir nada a cambio: su ternura.

Siempre estaremos en deuda con quien nos dio la vida y nos hizo crecer en ella: nuestra mamá

                                                                                 Mª Victoria Romero Hidalgo

No hay comentarios:

Publicar un comentario