viernes, 2 de enero de 2015

El ángel de la ternura

Había una vez un ángel que fue invitado a una fiesta de fin de año de esas que no tienen más contenido que la copiosidad alimentaria y la brutalidad alcohólica.

En un principio pesó que ese no era un lugar apropiado para un ángel, pero se lo pensó mejor y como era el ANGEL DE LA TERNURA decidió aceptar la invitación.

Cuando llegó, la anfitriona de la fiesta le recibió cordialmente como a todos los demás invitados. Iba pasando la noche entre copa y copa, entre canapé y canapé hasta que el aburrimiento hizo estallar el pensamiento de nuestro ángel y se decidió a intervenir copiosamente.

Decidió convertirse en una sustancia dulce y morada que  incorporada a la copa de turno  despertaba la "hormona de la tiernina" que no está reconocida en los libros de medicina pero que es toda una revelación de Dios.

Aquella insípida fiesta empezó a transformarse en una acogedora reunión de seres entrañables que se tocaban, se abrazaban y se besaban con elegancia.

Lo frio de calentó, los oscuro se iluminó, lo insensible se sensibilizó, lo lejano se acercó, lo malo se convirtió en bondad, lo triste se alegró, lo encerrado se liberó, el miedo se convirtió en tranquilidad.
y así sucesivamente los contrarios se iban acercando unos a otros.

Nuestra anfitriona estaba muy ocupada preparando canapés y cocteles, pero al entrar de nuevo en el salón de su fiesta percibió un olor diferente y un color diferente en cada uno de sus invitados...

No salía de su asombro. Nuestro ángel invitado se hizo el encontradizo, porque sabía que brotaría la pregunta, pero no fue necesario formularla, ella le miró y descubrió que su presencia había sido providencial esa noche de 31 de diciembre de 2015.

¿Y tú? ¿ Te atreverá a invitar al ángel de la ternura en este año 2015?

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